14 agosto, 2006

Este desierto se llama Campos del Arenal, realmente magnífico...son horas y horas de andar sobre un terreno seco, arenoso y casi sin vegetación. Se puede respirar la potencia minera que esconde ese suelo. Mientras viajabamos por allí pusimos la camioneta a más de 100 km, mi pensamiento estaba cerca de las olas, de la arena de una playa azul, de la vista de la inmensidad desde un balcón frente al mar. Escuchaba el bramido del motor y las ruedas que pisaban y disolvian las rocas, escuchaba la música de una tonada y el color que teñia ese paisaje es el mismo que tiñe hace un tiempo casi todas las cosas de mi vida.

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