Ayer pasó algo que quiero contar y que bien podría ser un manifiesto a la cultura subdesarrollada y a la relación hombre- mujer, modelo siglo XVIII que todavía se mantiene en mi pueblo.
Primer acto:
Me fui a dormir recién a las tres de la mañana y a las cinco me desperté por unos gritos en la vereda, me levante de un salto, fui hasta la ventana del living y mire hacia la calle. Un chico discutía con la novia en la puerta de mi casa.
Distancia del hecho: 2 metros. Temperatura: 6º, yo miraba por la rendija de la persiana de madera y sólo podía ver desde la cintura para abajo, pero escuchar, escuchaba clarito.
Como todas las cosas de la vida me hacen pensar -constantemente- en todas las cosas de la vida, esa madrugada, a oscuras, descalzo, envuelto en la manta que cubre el sillón del living y raspando mi nariz en la madera recordaba al Mario de otro tiempo, cuando era un adolescente implacable, torturado y torturador, que se imponía con juegos de palabras y era capaz de dar vuelta cualquier situación.
Primer acto:
Me fui a dormir recién a las tres de la mañana y a las cinco me desperté por unos gritos en la vereda, me levante de un salto, fui hasta la ventana del living y mire hacia la calle. Un chico discutía con la novia en la puerta de mi casa.
Distancia del hecho: 2 metros. Temperatura: 6º, yo miraba por la rendija de la persiana de madera y sólo podía ver desde la cintura para abajo, pero escuchar, escuchaba clarito.
Como todas las cosas de la vida me hacen pensar -constantemente- en todas las cosas de la vida, esa madrugada, a oscuras, descalzo, envuelto en la manta que cubre el sillón del living y raspando mi nariz en la madera recordaba al Mario de otro tiempo, cuando era un adolescente implacable, torturado y torturador, que se imponía con juegos de palabras y era capaz de dar vuelta cualquier situación.
Muy lejos de ese nivel, estaba este chico (tenía maldad, pero no tenía conocimiento del alma humana), no le faltaba ánimo para hacerla sufrir y ella estaba muy dispuesta a someterse fácil al control del idiota, (me decía a mi mismo: esto no es un reto, el flaco no tiene rival y es tonto porque no se da cuenta, está gastando tristemente su letra, que a veces - y Dios lo sabe- hace tanta falta). Al chico le bastaba con decir: perdóname, subamos al auto y charlemos y el gil estaba abocado a una seguidilla de reproches y justificaciones. Encima el tipo modulaba la voz, (¡!) se hacia el locutor para contar que estaba deprimido, se hacia el atormentado: Vos sabés que tengo problemas decía (¿?). Me pregunto como se escribe esta parte? Como poner en palabras toda la estupidez de este actor que derrochaba lirismo?, como ponerle nombre a esta noche, como explicar que estaba de pie, helándome y atrapado otra vez en una historia ajena? (Tengo que decir que la mínima reacción de ella hubiera despertado al heroe ocioso que seguramente todavía vive en mí, e impulsado a salir -como estaba, que payaso- a romperle la cara al gritón y meterle el discursito prepotente en el ...)
Pero mejor pasemos al segundo acto, que esto no se terminó tan fácil.
Pensaba cuando ya estaba desvelado, tomando café y mirando las repeticiones de Sony, que patética noche de viernes la mía y allí nomás me dije de jueves, de miércoles, de martes… (se viene, se viene la pregunta…)
- Porqué no salió el viernes? me interpela el oficial sin cara que vive arriba del ropero.-Porque estaba ebrio respondí (se viene, se viene la pregunta…) De alguna manera, en el fondo de esa taza de café se empezó a dibujar mi más íntimo rostro y tuve miedo.
- Porqué estaba ebrio?- no sé, pero seguro que no fue por la comida.
- No se haga el gracioso, mire que lo conozco, que tomó? -Tomé jugo de los viñedos de altura, (mis brazos hacia arriba, las piernas distantes entre si, de rodillas sobre la cama, mirando al cielo y con un dejo de culpa que se podía entrever en el ceño y tal vez los más observadores verían en la tensión de mis hombros) tinto, de exportación, cantidad: 4 botellas, precio por botella: 28 pesos casi 10 dólares. Satisfecho? (se viene, se viene la pregunta…)
Pero mejor pasemos al segundo acto, que esto no se terminó tan fácil.
Pensaba cuando ya estaba desvelado, tomando café y mirando las repeticiones de Sony, que patética noche de viernes la mía y allí nomás me dije de jueves, de miércoles, de martes… (se viene, se viene la pregunta…)
- Porqué no salió el viernes? me interpela el oficial sin cara que vive arriba del ropero.-Porque estaba ebrio respondí (se viene, se viene la pregunta…) De alguna manera, en el fondo de esa taza de café se empezó a dibujar mi más íntimo rostro y tuve miedo.
- Porqué estaba ebrio?- no sé, pero seguro que no fue por la comida.
- No se haga el gracioso, mire que lo conozco, que tomó? -Tomé jugo de los viñedos de altura, (mis brazos hacia arriba, las piernas distantes entre si, de rodillas sobre la cama, mirando al cielo y con un dejo de culpa que se podía entrever en el ceño y tal vez los más observadores verían en la tensión de mis hombros) tinto, de exportación, cantidad: 4 botellas, precio por botella: 28 pesos casi 10 dólares. Satisfecho? (se viene, se viene la pregunta…)
Alguien, llámese Dios o diablo, ángel de la soledad o pura fantasía, se estaba riendo de mí...
- Pero a todo esto, dígame... (se viene, se viene la pregunta…) ¿Porqué estaba solo?
- Pero a todo esto, dígame... (se viene, se viene la pregunta…) ¿Porqué estaba solo?
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