Cada dos por tres me planteo y replanteo las mil cosas de la vida. Que a cada mañana le robe diez minutos y me siente (de sentarse no de sentir) y escriba o transcriba en este blog es una de ellas. Este intento de existir, esta forma de decir que no estoy muerto, el ánimo de reducir la amistad de cuerpo presente a su mínima expresión, las ganas de decir/te las cosas que no dije y que ahora sé que ya es muy tarde: A vos, que la compu te queda de paso a todos lados y la curiosidad te hace caer, con bronca, varias veces al día. No sé si todo pero casi todo lo que digo es para vos.
No es secreto que mi refugio sea de papel y que lea como un desaforado, con la sed y el hambre de tragarme el mundo que no me atrevo a enfrentar.
Tengo que contar que me da mucha alegría enterarme por ahí que Lazaruz (te felicito, hermano, nuevamente bienvenido) fue, volvió y tal vez se vuelva a ir, y que el éxito (ese desgraciado) ocupa el lugar que le corresponde en cualquier balance: muy cerca de la suerte, muy cerca de los valores prescindibles y que aunque ahora mi hermano dude, finalmente no le va a dar más importancia de la que tiene que tener.
Tendría que contar también que me duele saber que la gente que se alejó de mi lo hizo con razón y que el tiempo le confirma las sospechas. (Mido mi realidad en la actitud materno compasiva de la gente que me quiere bien).
También me cuestiono los sentidos, esos días en los que el amor al hijo no alcanza para soportar esta pesada carga de pertrechos imaginarios y a la vez tan reales.
Saber que me va a pasar algo cualquier día que tenga las defensas bajas. (... Si la muerte me nombra su escudero y tú quedas de pie a siglos de mi sombra prométeme que te acostarás con mi recuerdo cada noche que sabrás apretarlo como nadie, como nunca conmigo...)
En el Trabajo ya detesto ser parte de la escolta teatral y tampoco quiero que me siga una comparsa. La ingrata tarea que me toca es atosigar de leña la hoguera de sus ínfulas y la verdad es que estoy re podrido de toda esta farsa.
Siento que hace mucho tiempo deje de ser la joven promesa y que ahora más que nunca tengo que cuidarme de andar silbando boleros.
Tengo que dejarme de joder y volver a soñar con fondo de Piazzolla, volver a escribir en mi mente la novela interminable, volver a rezar la verdadera oración.
Tengo que parar esta depresión que me carcome, me inmoviliza, y me mata de a poco.
Puedo hacer un Prode imposible con el desigual resultado de mis buenas intenciones y ya no me da gracia.
Francisco es aire puro: ayer cantaba “me pica tu luz, la luz de tu mirada…” yo le corrijo: bendita tu luz … y me pregunta: que es bendita … y le digo: bendita es bien vista por Dios, que trae dicha y felicidad y que es Dios me pregunta y yo le digo no muy convencido: Dios es el que creó el mundo, vive en el cielo y es el que hizo todo lo que vos ves y dudoso me contesta: ...entonces... vos que hiciste ….?
Yo, calladísimo, por afuera sonrío y por dentro me digo : yo no hice nada nada, hijo, yo soy una rata.
No vas a creer pero todo este desahogo es por que anoche leyendo a Cortazar encontré este tesoro, que al fin de cuentas me mantuvo despierto casi toda la noche y desvelado (no por el mundo, su transparencia o su infinito asombro sino por horas de hacerme preguntas sin respuesta) soy bastante inclemente conmigo mismo y algo ácido, ya se me pasará más cerca del mediodía.
No es secreto que mi refugio sea de papel y que lea como un desaforado, con la sed y el hambre de tragarme el mundo que no me atrevo a enfrentar.
Tengo que contar que me da mucha alegría enterarme por ahí que Lazaruz (te felicito, hermano, nuevamente bienvenido) fue, volvió y tal vez se vuelva a ir, y que el éxito (ese desgraciado) ocupa el lugar que le corresponde en cualquier balance: muy cerca de la suerte, muy cerca de los valores prescindibles y que aunque ahora mi hermano dude, finalmente no le va a dar más importancia de la que tiene que tener.
Tendría que contar también que me duele saber que la gente que se alejó de mi lo hizo con razón y que el tiempo le confirma las sospechas. (Mido mi realidad en la actitud materno compasiva de la gente que me quiere bien).
También me cuestiono los sentidos, esos días en los que el amor al hijo no alcanza para soportar esta pesada carga de pertrechos imaginarios y a la vez tan reales.
Saber que me va a pasar algo cualquier día que tenga las defensas bajas. (... Si la muerte me nombra su escudero y tú quedas de pie a siglos de mi sombra prométeme que te acostarás con mi recuerdo cada noche que sabrás apretarlo como nadie, como nunca conmigo...)
En el Trabajo ya detesto ser parte de la escolta teatral y tampoco quiero que me siga una comparsa. La ingrata tarea que me toca es atosigar de leña la hoguera de sus ínfulas y la verdad es que estoy re podrido de toda esta farsa.
Siento que hace mucho tiempo deje de ser la joven promesa y que ahora más que nunca tengo que cuidarme de andar silbando boleros.
Tengo que dejarme de joder y volver a soñar con fondo de Piazzolla, volver a escribir en mi mente la novela interminable, volver a rezar la verdadera oración.
Tengo que parar esta depresión que me carcome, me inmoviliza, y me mata de a poco.
Puedo hacer un Prode imposible con el desigual resultado de mis buenas intenciones y ya no me da gracia.
Francisco es aire puro: ayer cantaba “me pica tu luz, la luz de tu mirada…” yo le corrijo: bendita tu luz … y me pregunta: que es bendita … y le digo: bendita es bien vista por Dios, que trae dicha y felicidad y que es Dios me pregunta y yo le digo no muy convencido: Dios es el que creó el mundo, vive en el cielo y es el que hizo todo lo que vos ves y dudoso me contesta: ...entonces... vos que hiciste ….?
Yo, calladísimo, por afuera sonrío y por dentro me digo : yo no hice nada nada, hijo, yo soy una rata.
No vas a creer pero todo este desahogo es por que anoche leyendo a Cortazar encontré este tesoro, que al fin de cuentas me mantuvo despierto casi toda la noche y desvelado (no por el mundo, su transparencia o su infinito asombro sino por horas de hacerme preguntas sin respuesta) soy bastante inclemente conmigo mismo y algo ácido, ya se me pasará más cerca del mediodía.
La Patria
Julio Cortazar
Esta tierra sobre los ojos, este paño pegajoso, negro de estrellas impasibles, esta noche continua, esta distancia. Te quiero, país tirado más abajo del mar, pez panza arriba, pobre sombra de país, lleno de vientos, de monumentos y espamentos, de orgullo sin objeto, sujeto para asaltos, escupido curdela inofensivo puteando y sacudiendo banderitas, repartiendo escarapelas en la lluvia, salpicando de babas y estupor, canchas de fútbol y ringsides.
Pobres negros.
Te estás quemando a fuego lento, y dónde el fuego, dónde el que come los asados y te tira los huesos. Malandras, cajetillas, señores y cafishos, diputados, tilingas de apellido compuesto, gordas tejiendo en los zaguanes, maestras normales, curas, escribanos, centroforwards, livianos, Fangio solo, tenientes primeros, coroneles, generales, marinos, sanidad, carnavales, obispos, bagualas, chamamés, malambos, mambos, tangos, secretarías, subsecretarías, jefes, contrajefes, truco, contraflor al resto. Y qué carajo, si la casita era su sueño, si lo mataron en pelea, si usted lo ve, lo prueba y se lo lleva.
Liquidación forzosa, se remata hasta lo último.
Pobres negros.
Te estás quemando a fuego lento, y dónde el fuego, dónde el que come los asados y te tira los huesos. Malandras, cajetillas, señores y cafishos, diputados, tilingas de apellido compuesto, gordas tejiendo en los zaguanes, maestras normales, curas, escribanos, centroforwards, livianos, Fangio solo, tenientes primeros, coroneles, generales, marinos, sanidad, carnavales, obispos, bagualas, chamamés, malambos, mambos, tangos, secretarías, subsecretarías, jefes, contrajefes, truco, contraflor al resto. Y qué carajo, si la casita era su sueño, si lo mataron en pelea, si usted lo ve, lo prueba y se lo lleva.
Liquidación forzosa, se remata hasta lo último.
Te quiero, país tirado a la vereda, caja de fósforos vacía, te quiero, tacho de basura que se llevan sobre una cureña envuelto en la bandera que nos legó Belgrano, mientras las viejas lloran en el velorio, y anda el mate con su verde consuelo, lotería del pobre, y en cada piso hay alguien que nació haciendo discursos para algún otro que nació para escucharlos y pelarse las manos. Pobres negros que juntan las ganas de ser blancos, pobres blancos que viven un carnaval de negros, qué quiniela, hermanito, en Boedo, en la Boca, en Palermo y Barracas, en los puentes, afuera, en los ranchos que paran la mugre de la pampa, en las casas blanqueadas del silencio del norte, en las chapas de zinc donde el frío se frota, en la Plaza de Mayo donde ronda la muerte trajeada de Mentira. Te quiero, país desnudo que sueña con un smoking, vicecampeón del mundo en cualquier cosa, en lo que salga, tercera posición, energía nuclear, justicialismo, vacas, tango, coraje, puños, viveza y elegancia. Tan triste en lo más hondo del grito, tan golpeado en lo mejor de la garufa, tan garifo a la hora de la autopsia. Pero te quiero, país de barro, y otros te quieren, y algo saldrá de este sentir. Hoy es distancia, fuga, no te metás, qué vachaché, dale que va, paciencia. La tierra entre los dedos, la basura en los ojos, ser argentino es estar triste, ser argentino es estar lejos. Y no decir: mañana, porque ya basta con ser flojo ahora. Tapándome la cara (el poncho te lo dejo, folklorista infeliz) me acuerdo de una estrella en pleno campo, me acuerdo de un amanecer de puna, de Tilcara de tarde, de Paraná fragante, de Tupungato arisca, de un vuelo de flamencos quemando un horizonte de bañados.Te quiero, país, pañuelo sucio, con tus calles cubiertas de carteles peronistas, te quiero sin esperanza y sin perdón, sin vuelta y sin derecho, nada más que de lejos y amargado y de noche.
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